La Independencia de Brasil
Comprende una serie de eventos políticos ocurridos entre 1821 y 1825, la mayoría de los cuales incluyeron conflictos entre Brasil y Portugal con respecto a la proclamación de independencia presentada por el Imperio de Brasil el 7 de septiembre de 1822. Fue un período importante en la historia del país y se diferencia del resto de guerras de independencia hispanoamericanas en que ocurrió mientras la Corona portuguesa estaba presente en América.
El territorio que ahora ocupa Brasil fue reclamado por Portugal por primera vez el 22 de abril de 1500 cuando el navegante Pedro Álvares Cabral llegó a sus costas. Desde 1534 se inició el asentamiento permanente por parte de los portugueses, quienes expandieron el territorio hacia el Oeste durante los siguientes 300 años hasta que establecieron casi todas las fronteras que constituyen el actual Brasil. En 1808, el ejército del emperador de Francia Napoleón Bonaparte invadió Portugal y forzó a la familia real portuguesa a marcharse al exilio. La corte portuguesa fue establecida en la ciudad de Río de Janeiro, que se convirtió en la sede no oficial de todo el Imperio portugués. Este cambio de sede generó un gran giro en las relaciones metrópoli-colonia. Según Westthalen: «en 1807 [...] se produjo lo que podría llamarse inversión brasileña, esto es, la transformación de la capital luso-brasileña en sede de la monarquía portuguesa [...] en realidad Brasil pasaba a ser la metrópolis y Portugal, la colonia.»
El 12 de diciembre de 1815, Juan VI, entonces regente de su madre incapacitada, la reina Maria I, elevó a Brasil de colonia a Reino unido con Portugal.
En 1820, la Revolución liberal de Oporto estalló en Portugal. El movimiento iniciado por constitucionalistas liberales resultó en la reunión de las Cortes, que crearían la primera Constitución del reino. Al mismo tiempo, las Cortes demandaron el retorno del rey Dom João VI, que había fijado su residencia en Brasil desde 1808, para lo cual había elevado a Brasil como reino como parte del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve en 1815 y había nominado a su hijo y príncipe heredero Dom Pedro como regente para gobernar el Reino de Brasil en su lugar el 7 de marzo de 1821. El rey se marchó a Europa el 26 de abril y dejó a Dom Pedro en Brasil para que gobernara el reino con la ayuda de los ministros del interior, de asuntos exteriores, de guerra y marina y de finanzas
Los oficiales militares portuguesas movilizados en Brasil estaban a favor del movimiento constitucionalista en Portugal. El líder más importante de los oficiales portugueses, el general Jorge Avilez, forzó al príncipe a destituir y expulsar del país a los ministros del Reino y de Finanzas. Ambos eran aliados leales de Pedro, quien se había convertido en peón a manos de los militares. La humillación sufrida por el príncipe, quien juró que nunca volvería a ceder a la presión de los militares, influyó de manera decisiva sobre su abdicación diez años más tarde. Mientras tanto, el 30 de septiembre de 1821, las Cortes aprobó un decreto que subordinó los gobiernos provinciales brasileños directamente a Portugal. El príncipe Pedro se convirtió, para todos los efectos, en solamente el gobernador de la provincia de Río de Janeiro.Otros decretos posteriores ordenaron su retorno a Europa y pusieron fin a las cortes judiciales creadas por João VI en 1808.
La insatisfacción por las medidas de las Cortes entre la mayor parte de residentes en Brasil (tanto nacidos en Brasil como en Portugal) aumentaron hasta un punto en que pronto se dio a conocer públicamente. Surgieron dos grupos que se opusieron a las acciones de las Cortes que socavaban gradualmente la soberanía brasileña: los liberales liderados por Joaquim Gonçalves Ledo (quien contaba con apoyo de los masones) y los bonifacios comandados por José Bonifácio de Andrada. Ambas facciones no tenían nada en común con respecto a sus planes para Brasil, con la única excepción de su deseo de mantener el país unido con Portugal como una monarquía soberana.
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